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sábado, 16 de enero de 2010

Desastres: Saber donar

En momentos como éste cuando la tragedia azota, la mayoría de las personas suelen preguntarse ¿cómo puedo ayudar?

Lo segundo que viene a la mente es algo como esto: "Ah, ya sé, hay que hacer una donación. Seguramente a esta gente que lo ha perdido todo le encotrará utilidad a lo que a mí ya o me sirve".

Y así tenemos que estas buenas personas vacían armarios, alacenas y botiquines y se dirigen al centro de acopio más cercano cargados de cobijas, ropa, zapatos, medicinas, comida, pañales, juguetes y demás. En ocasiones el material está prácticamente nuevo —recuerdo que en alguna ocasión, siendo voluntario en la Cruz Roja Mexicana, mientras revísabamos la ropa que sería llevada a la sierra de Puebla, comentábamos que casi toda estaba en mucho mejor estado que la nuestra— ya sea porque se ha comprado para la ocasión o porque se trata de un roperazo; a veces, si no nuevo, sigue estando está en buen estado, aunque tal cosa que no significa que, por ejemplo, las zapatillas que la niña usó en su fiesta de quince años sean el mejor calzado para los damnificados en una zona pantanosa; por no hablar de que de vez en cuando, dicen quienes tienen más experiencia en esto de clasificar las donaciones, llegan cosas que tal pareciera que confundieron el centro de acopio con un basurero.

Algo semejante pasa con las medicinas. A veces sucede que llegan grandes cantidades de medicamentos en envases abiertos y por ello no es posible determinar si el el contenido corresponde a lo etiquetado; en otras ocasiones hay varios medicamentos a todas luces distintos embutidos en una sola caja; otras veces llegan caducados o sin fecha de caducidad visible, etc. Y la mayor parte de todo esto termina en la basura.

Por supuesto que esta revisión y clasificación del material no se hace sola. Esto que no pasa de ser un asunto engorroso si se hace en el centro de acopio, puede convertirse en una pesadilla si las cosas llegan sin revisar y clasificar a la zona del desastre, pues se tendrá que usar personal para ello, descuidando así otras actividades más importantes.

Otro problema es la logística. Sí, ya se tienen las 20 toneladas de ropa —menos otras 10 desechadas por inapropiadas— listas para ser embarcadas a la zona del desastre. Ahora hay que hacerlas llegar, y eso, señores míos, es otra bronca. Hace tiempo recomendamos la lectura de la entrada del blog de Mario Mora: "Cuanto cuesta ayudar", con un comentario de Fidel Peña sobre el tema. Si no lo ha leído, éste es buen momento para hacerlo.

La presión social puede hacer que los centros de acopio surjan como hongos, que ante los reclamos de la ciudadanía ávida por ayudar de alguna manera, las escuelas, centros de trabajo y oficinas gubernamentales abran sus puertas para recibir material. Los medios de comunicación repetirán la cantaleta de que hay que llevar agua, comida y cobijas. Las mismas intituciones que saben los problemas que significa tal acumulacion de material, sucumben a esta presión y tienen que distraer a su personal y recursos para organizar todo esta "ayuda".

Esto no quiere decir de ninguna manera no se necesita nuestra solidaridad. Pero hay que saber donar. Y esto significa, en la mayoría de los casos y sobre todo al principio: dinero. Quizá más adelante, conforme la situación vaya siendo evaluada se pida ayuda material específica.

Antes de que se indigne, permítame decirle que esto no lo digo yo. Una vez más, gracias a Mario Mora nos enteramos de la existencia del sitio Saber donar, una inicativa interinstitucional para hacer consciencia sobre los problemas que provocan los donativos en especie cuando se hacen de manera poco coordinada:




Así que ya lo sabe, si de verdad quiere ayudar, investigue en dónde puede depositar su dinero. Siempre hay instituciones que abren cuentas bancarias en estos casos, elija la que le inspire más confianza y haga su donativo.

Es cierto, el ciudadano de a pie sin duda no sentirá igual de bonito ir a hacer cola a un banco que llenar el auto con hartas cosas y descargarlas en el centro de acopio mietras todo el mundo le agradece el gesto. Para los gobernantes, asociaciones y políticos, el depósito bancario no será tan llamativo como por ejemplo tomarse la foto junto a dos camiones repletos de material, por no hablar de que al dinero no se le pueden pegar calcomanías de propaganda.

Pero, yo me pregunto, ¿quiere ayudar de verdad o alimentar su ego?

La información está ahí. La decisión es suya.

A.T.

1 comentario:

Por la manchega llanura dijo...

Yo también leí el comentario de Fidel Peña que publicó en el foro de Cruz Roja Desastres en ocasión del tsunami que azotó Indonesia hace algunos años.
Si bien comulgo con la mayoría de puntos que explica -pues tengo la experiencia de haber trabajado en mi modesta delegación cada que hay oportunidad cuando se abre centro de acopio y sé el desmadre que se arma desde un principio y en reducidas magnitudes y sospecho el infierno que ha de ser recibir donaciones en especie de todo el mundo en magnitudes monstruosas- sé también que, al menos en mi delegación, si les deposito dinero en su cuenta bancaria lo primero que harán será pagarse un buen sueldo el administrador, la presidenta del consejo directivo, el coordinador de transportes y el office boy (que bonita familia) y si sobra contratarán un camión para llevar a Veracruz lo que la sociedad donó (si no hubiera donado llegaría el camión vacío XD )

¿Será que eso pasa sólo en mi delegación? ¿La embajada de Haití estará libre de corruptelas?

En particular prefiero donar una caja de leche y que la mitad se lo tomen los voluntarios del centro de acopio. Para que mi media caja de leche llegue a Veracruz podemos contactar a un camionero que tenga que traer algo desde Veracruz, a él también le sirve pues se ahorra una feria de casetas. ¿y de Veracruz a Haití? Pues los barcos de la Armada de México, tengan que ir a Haití o a cuaquier otro lugar, ya los pagamos con nuestros impustos ton's lo mismo nos da cuál sea su destino.
Mis 6 litrotes de leche ya están en Haití, ahora ¿qué hacer con ellos? bueno, vete a cualquier foro de Cruz ROja. Por todos lados hay voluntarios dispuestos a costearse todos sus gastos con tal de ser protagonistas. Que ellos se hagan cargo de la distribución.

Saludos