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miércoles, 8 de noviembre de 2017

Conociendo el juego de Go

Cuando estudiaba en la Facultad de Ciencias llegué a ver a algunos compañeros jugando en uno de los jardines de la misma un peculiar juego de mesa compuesto por un tablero y fichas blancas y negras. No recuerdo haberme acercado nunca a ver una sola partida pues aparte de que se me hacía de lo más aburrido estar poniendo fichas sin aparente sentido, los jugadores eran en su mayoría si no es que todos, del área de física-matemáticas y nosotros, los de biología, teníamos por lo general una relación poco más que marginal con ellos, y si a esto le añadimos mi conocida veta antisocial, pues ya sabrán.

Se trataba, aunque en ese momento no lo sabía, del Go. El Go es juego oriental de estrategia probablemente originado hace un par de miles de años en China donde se le conoce como Weiqi y que, vía Korea llamado ahí Baduk llegó a Japón, haciéndose tan popular que por mucho tiempo los mejores jugadores del mundo fueron nipones, aunque en la actualidad, tengo entendido, dicho reconocimiento corresponde a los coreanos. Por cierto, en China, su cuna, estuvo cerca de desaparecer.

No volví a acordarme de este juego sino hasta hace poco, cuando en febrero de este año me encontré entre los cachivaches un tablero setentero-ochentero de Gomoku fabricado en México por Creatsman, compañía de la que no he podido encontrar un solo dato en la red pero que me imagino se dedicaba a hacer juegos didácticos.

Buscando cómo jugar esto me encontré en Archive.org el libro "Go and Go-Moku, the Oriental Board Games" del ajedrecista Edward Lasker. Después de ver cómo se jugaba el Gomoku —el libro sólo le dedica las últimas páginas sus reglas son bastante simples—  y luego de algunas partidas, me puse a leer la parte dedicada al go y esto, aunado a que más o menos por esas fechas se dio la noticia de que Skynet había nacido por primera vez un programa de computadora podía jugar de tú a tú con los mejores jugadores de go del mundo, incrementó mi curiosidad. Sabía que en el ajedrez el campeón había sido vencido por una computadora desde la década de los 90 —Deep Blue versus Gary Kasparov—, lo que no sabía es que se pensaba que para que esto sucediera con el go faltaban varios años, décadas quizá e incluso, como pude leer en algún lado, algunos de plano consideraban que tal cosa era imposible. Sin embargo, como ahora sabemos en 2015 Skynet  AlphaGo de Google se enfrentó y derrotó al jugador profesional Fan Hui; en 2016 ganó 4 juegos de 5 a Lee Sedol, considerado el mejor jugador de Corea; poco después, con el alias de Master, AlphaGo venció a cuanto oponente humano se le atravesó en una serie de juegos por Internet para culminar en 2017 con una ronda de 3 victorias contra el entonces mejor jugador del mundo: el chino Ke Jie. Como cereza del pastel, AlphaGo ganó una partida de exhibición a un equipo de 5 jugadores profesionales. Y por si eso fuera poco, una versión mejorada del programa, ahora llamada AlphaGo Zero, después de aprender a jugar por sí misma ya que sólo le "enseñaron" las reglas básicas, le ganó a su versión previa en todos los juegos en los que se enfrentaron.

Busqué pues, más información ya no del Gomoku sino del Go, encontrando otra vez en Archive.org uno de los primeros manuales de juego publicados en lengua inglesa: "The Game of Go. The National Game of Japan" escrito por Arthur Smith en 1908. A estos dos libros han seguido algunos más, entre los que destaco, por estar ya en español y libres para su descarga y consulta, sin ningún orden en particular: "El cercado, un milenario y fascinante juego chino", de Ambrosio Wang-Po; "El juego de Go", de José Antonio Andujar Clavell; "Introducción al juego de Go", de Mariano López Minnucci y "Principios básicos del Go" de Diego Albuja Ortíz.

A pesar de que las reglas del go son sumamente sencillas, debo confesar que durante un tiempo batallé para entenderlas del todo, o mejor dicho, del casi todo pues hay por ahí algunos detalles que todavía se me escapan.  Si quiere darse una idea le dejo este excelente video de la Escuela de Go de Bilbao donde las explican muy bien:






Como en tantos otros juegos y si me apuran, más en éste, conocer las reglas no significa en lo absoluto que uno sepa jugar ya no digamos bien sino al menos no absolutamente mal... porque las palizas que he recibido jugando con programas de computadora o con algunas pocas personas por Internet, han sido, por ponerlo en términos amables, bíblicas.

Aunque el go es poco conocido en México, se juega quizá desde la década de 1950 y en la actualidad existe una Asociación Mexicana de Go  —antes Federación Mexicana de Go. Hasta donde tengo entendido, varios de los integrantes de ambas organizaciones han sido alumnos o profesores de la ya mencionada Facultad de Ciencias de la UNAM. Por cierto, también existe un taller de Go en la UNAM, donde suelen dar pláticas introductorias en diversos espacios universitarios, además de organizar torneos, coloquios y otras actividades para promover el juego. Pero no se crea que todo el go se concentra en la Ciudad de México, he podido ver que hay clubes por lo menos en Quintana Roo, Querétaro, Guanajuato, Sinaloa, Monterrey, Puebla y Salamanca. Qué tan activos se encuentren ya es otra cosa.


El goban-puff
He encontrado tan interesante este juego que ya compré unas piedras —las fichas— de plástico en esta tienda y aprovechando uno de nuestros viejos sillones puff de madera, ya me hice de mi propio goban —que es como se le llama al tablero—, descargué un par de aplicaciones en mi teléfono, una para simular un reloj de competencia y la otra para ayudarme en el conteo final. Por si fuera poco hasta me hice un juego portatil con manta y botones, porque la verdad sea dicha,  llevar el goban-puff de un lado a otro para jugar con algún amigo no iba a ser lo más práctico.

Como es difícil encontrar con quien jugar —mis conocidos ya están hartos de tanto que les he insistido—, una buena opción es, como mencioné antes, el Internet. Hay varios servidores para jugar en la PC y aplicaciones para tabletas y teléfonos inteligentes, tanto para jugar contra la máquina o contra una persona en línea. Entre los que conozco están el KGS, OGS, PandaNet y Tygem. Según he leído por ahí, en los dos primeros hay más jugadores occidentales mientras que en los últimos los que predominan son los asiáticos. Por lo pronto ya tengo cuenta en los cuatro, donde me puede encontrar con mi alias de siempre. Quizá, si se anima a aprender y abre su cuenta en cualquiera de los servidore mencionado, un día de estos nos echamos una partida, ¿no?

A.T.

viernes, 3 de noviembre de 2017

El GT200 el 19 de septiembre

No he visto una sola mención en la prensa —sí, ríase— que indique que la campaña liderada por Luis Mochán y en las que han intervenido personas como Martín Bonfil, Laura Castellanos, Álvaro Andrade, Carlos Galindo y el desaparecido Juan José Morales Barbosa  para que se dejaran de utilizar en México los llamados detectores moleculares GT200 y ADE651 y que, después de años de trabajo, consiguió que la Secretaría de la Defensa Nacional, tras mucho respingar, embodegara sus glorificadas varitas de zahorí, a la postre tuvo el efecto de evitar que una tragedia de por sí grave, alcanzara en el peor de los casos, tintes de pesadilla.

Quizá usted, como la prensa, no se percate de la importancia de esto, así que le pediré que imagine qué hubiera pasado si  la SEDENA —y sin duda también la SEMAR— todavía siguieran utilizando sus supuestos detectores de todo: no le quede duda alguna de que hubiéramos visto en acción a militares tratando de localizar con, literalmente magia, a víctimas sepultadas en el pasado terremoto del 19 de septiembre.

De terror.

Porque en serio, fue de terror cuando nos enteramos y mencionamos en este humilde blog perdido en el ciberespacio que la SEDENA a través del coronel Cirilo Mondragon Rivero y un video promocional, se ufanaban de estar listos en caso de un desastre pues contaban, entre otras cosas, con el maravilloso detector molecular que les permitiría, dado el caso, localizar a víctimas sepultadas.


Captura de pantalla de un promocional de la SEDENA en Youtube



Por supuesto la SEDENA no fue la única que, encandilada, se ejem, preparaba, para usar estos juguetes en este tipo de escenarios; de hecho, en esa misma entrada mencionamos que en el Estado de México la Policía llegó a emplearlos para "buscar", en efecto, a personas sepultadas.

Hace poco me preguntaron sobre el tema en Twitter y al responder me aventuré a decir que era posible que la Policía del Estado de México, impermeable como parece estar a la razón, siguiera montada en su macho, pero como desde hace tiempo he dejado de bucear en la red para investigar sobre un tema que ya debería estar muerto y enterrado, era sólo una suposición. Suposición que por lo que veremos a continuación no resultó nada descabellada ya que hace unos días me topé con esta nota de Gabriela Lima donde se menciona que el mismo 19 de septiembre hubo una amenaza de bomba en un hospital de Tlalnepantla y los Ases de la Secretaría de Seguridad del Estado de México, que aquí entre nos y visto lo visto creo que más bien deberían llamarse Jockers, utilizaron sus GT200 para buscarla:


Alertan de bomba en hospital de TlalnepantlaGabriela Lima | September 19, 2017 | Tlalnepantla de Baz | 
Una llamada anónima realizada al Hospital de Especialidades Elizur provocó la movilización de diversos cuerpos de emergencia de Tlalnepantla y del grupo especializado Ases de la Secretaría de Seguridad del Estado de México, ya que fueron alertados sobre una bomba en el estacionamiento del nosocomio, ubicado en la avenida Mario Colín de la colonia El Cortijo.
[...]
Los especialistas en desactivar artefactos explosivos de la policía del Estado de México, acudieron al lugar y, de acuerdo al protocolo y con equipo GT-200, efectuaron la revisión en las instalaciones del hospital.
Tras la auscultación del sanatorio por elementos policiales, no fue localizado algún artefacto explosivo y se reportó a directivos del hospital sin novedad o peligro por posible bomba en el lugar.



Quizá coincida conmigo en que no es nada difícil que aparte de bombas y drogas, también sigan buscando a personas sepultadas con esta basura.

De terror.

A.T.

lunes, 13 de junio de 2016

Pequeños cambios

No es un secreto para nadie que con la popularización de Facebook y sobre todo, Twitter, la era dorada de los blogs en Internet terminó. Muchos de los que solía leer se encuentran en total abandono desde hace años o de plano, han desaparecido. Los viajes en este mismo humilde blog perdido en el ciberespacio ha estado disminuyendo de forma alarmante mientras que los microviajes en Twitter han ido en aumento*. Sólo hace falta ver cuantas entradas escribí el año pasado y ya no digamos las que van en el presente para darse una idea: 6 (¡una de ellas invitada!) y 1 respectivamente.

Si existieran las telarañas virtuales, este blog estaría invadido.

La cosa está a punto de ponerse peor, me temo. Quizá alguno de los sospechosos habituales, si es que todavía rondan por aquí, se habrá dado cuenta de que algunas entradas ya no están disponibles. En efecto, de un tiempo para acá he estado borrando (archivando en realidad), varias. Qué digo varias, ¡cientos!  Ante la tentación de hacer lo que tantos blogueros y mandar a la basura todo, decidí en cambio eliminar las entradas que por una u otra cosa ya no me interesa mantener públicas. Y esa purga seguirá durante un tiempo.

Avisado queda: si de casualidad no encuentra en este blog alguna entrada en particular, ya sabe a qué se debe. Aunque siendo sinceros, tampoco es que se pierda la gran cosa, eh.

A.T.
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* Quizá también cambie en un futuro cercano, pero eso es harina de otro costal.

lunes, 30 de mayo de 2016

Teknochtitlán. 30 visiones de la ciencia ficción mexicana

Hace poco compartí en mis redes sociales un hallazgo que me alegró el día, y que aquí entre nos, lo sigue haciendo.

Se trata del libro Teknochtitlán. 30 visiones de la ciencia ficción mexicana, una antología de cuentos de ciencia ficción de escritores mexicanos compilada por Federico Schaffler, uno de los principales promotores de la ciencia ficción en México y quien estuviera detrás de las ya legendarias antologías Más allá de lo imaginado y de la añorada revista Umbrales. Por no mencionar sus múltiples publicaciones personales en el género fantástico.

Como comenté por aquellos electrónicos lares, mientras le daba el primer vistazo al contenido del libro, me encontré con que entre obras de Alberto Chimal, Héctor Chavarría, Gerardo Porcayo, Gabriel Trujillo, Silvia Moreno García, Ricardo Bernal, Jorge Cubría, Ricardo Guzmán Wolffer y Blanca Mart, ¡habían publicado uno de mis cuentos! Una verdadera y muy agradable sorpresa, sobre todo si se toma en cuenta que no he escrito ficción desde hace más años de los que me gustaría admitir.

Vaya pues un agradecimiento a Federico por haber seleccionado uno de mis cuentos para su publicación. Ha sido, no puedo insistir demasiado en esto, una sorpresa de lo más agradable.

Si gusta leer Teknochtitlán lo invito a que lo descargue sin costo desde la biblioteca virtual del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes.

A.T.